Una de las únicas posiciones filosóficas coherentes, es, por lo tanto, la rebelión. Es una confrontación perpetua del hombre con su propia oscuridad.
Albert Camus, El mito de Sísifo (1942).
Abril parece ser un mes lleno de curiosidades episódicas. En el ámbito de nuestro marco jurídico, durante estos días las campañas de las personas aspirantes a la judicatura y su forma tan peculiar de darse a conocer han llamado mi atención. Las reformas al Poder Judicial pregonaban un cambio. Pero ahora, en tan poco tiempo, ya se percibe cuál es este gran cambio: la impartición de justicia en nuestro país dejó de tratarse de un asunto de idoneidad profesional y se convirtió en una simple y llana cuestión de popularidad.
Para alguien preocupado por el desempeño de cargos tan importantes resulta difícil no formularse las siguientes preguntas: ¿Realmente la elección popular resolverá los problemas en la impartición de justicia que aquejan a nuestro país? ¿Nuestro voto hará que realmente ocupen esos cargos las personas que más beneficien los intereses de la sociedad? ¿O, acaso serán electas aquellas personas que benefician únicamente los intereses de unos cuantos? Queda también la duda si con estas reformas por fin tendremos la impartición de justicia que necesita nuestra sociedad o solo la que merecemos. Por lo que he visto en estos días, la situación no es muy alentadora.
El pasado tanto histórico como social nos recuerda los grandes fallos que hemos tenido. Pero igual en redes sociales se ha evidenciado el pasado nada decoroso de algunos candidatos. Si bien esto no garantiza su exclusión en el proceso electoral, sí constituye una muestra de que también hay otras formas más allá del voto directo en que puede hacerse la diferencia. Los códigos, las leyes, la jurisprudencia y la Constitución no necesariamente tienen todas las respuestas y soluciones que exige nuestra sociedad. Con frecuencia los abogados nos ensimismamos con el Derecho, pero el Derecho no lo es todo.
Desde mi punto de vista, la historia nos ha demostrado que hay dos maneras de hacer la diferencia. Comencé hablando del mes abril, pues bien, en un par de días se conmemora el aniversario luctuoso del pintor español Pablo Picasso quien en un acto de motivación artística denunció la injusticia, el horror, la violencia de la guerra en su cuadro Guernica (1937); una de las obras más famosas de su autoría. Como sabemos, también en este mes se llevó a cabo el bombardeo nazi en la localidad vasca de Guernica, suceso catastrófico que inspiraría a Picasso para la creación de su obra. Guernica trasciende su dimensión artística y nos muestra que hay otras vías para “alzar la voz” frente a la injusticia, para mostrar nuestra inconformidad y rebelión contra el sistema.
Esta obra es un recordatorio que, aunque se trate de mirar a otro lado, los sucesos trágicos y los horrores del pasado siempre formaran parte de una historia que no debe ser olvidada. Representa un recuerdo de los errores del pasado para solucionar los del presente y prevenir los del futuro. El arte se convierte en una forma de rebelión, de oposición y contraste frente a las injusticias. Y si el arte lo es, si una obra creada por una sola persona lo es, ¿Quién dice que los actos individualizados no pueden serlo? ¿Quién sostiene que una persona no puede hacer la diferencia?
También una sola persona puede hacer la diferencia pero de un modo diametralmente opuesto. El día de ayer se volvió viral la noticia de la señora Carlota, una mujer de 74 años quien acudió con un arma de fuego a un inmueble que presuntamente es de su propiedad con el propósito de hacer “justicia” por propia mano, pues aquel aparentemente había sido invadido por diversas personas. El resultado, dos personas fallecidas y una persona herida. Quizá lo que orilló a Carlota a tomar esa decisión fue la inacción de las autoridades o tal vez las deficiencias del sistema o a lo mejor el coraje de que otras personas invadieran su casa. Puede deberse incluso a la creencia de una posible impunidad por ser madre de un exdiputado. Eso solo ella lo sabe. Sin embargo, aunque resulta probable que pase el resto de sus días en una prisión, lo cierto es que Doña Carlota se volvió viral, tiene un corrido y ya hasta ese volvió más popular que muchas personas en el actual proceso de elección.
La obra de Picasso y los actos de Doña Carlota son un recordatorio de la brutalidad y las consecuencias devastadoras de la violencia. Sin embargo, Picasso tomó todo ello y realizó una obra de arte, mientras que doña Carlota no pudo sino consumar un delito.
En El mito de Sísifo, Albert Camus sostenía que una de las únicas posiciones filosóficas coherentes era la rebelión. Esto es, una confrontación perpetua del hombre con su propia oscuridad. Traigo esto a colación porque aquí cabe hacer la pregunta: ¿qué tipo de rebelión es las que buscamos? ¿La de doña carlota? Con certeza, ésta no es la rebelión a la que se refiere Camus, ni tampoco podemos consentir que la rebelión se haga descansar sobre la violencia. Entonces. ¿Cuál es la manera en que nosotros afrontaremos no ya el pasado, no ya el futuro, sino el presente? ¿A la manera del arte, es decir, denunciando todo aquello que resulta injusto e intolerable? ¿O, por el contrario, a la manera del propio sistema, utilizando sus deficiencias para hacer lo que a nuestro juicio creemos ser lo justo?
En estos días nuestro país parece adquirir rasgos de aquellos movimientos vanguardistas de inicios del siglo pasado, tales como el surrealismo de Bretón o el cubismo de Picasso. Surrealismo sería la palabra para describir mejor esta realidad, aunque no en el sentido bretoniano, sino en su sentido de ‘inverosímil’. Así se concibe un país que a la par de que se lleva un proceso irónicamente cómico de elección judicial, también otras personas hacen justicia por su propia mano. En este país lo serio se ridiculiza mientras que lo trágico se ensalza. Con todo, un hecho está claro, la elección de personas para sumir cargos en la judicatura no acabará con los problemas de impartición de justicia. La justicia jamás será un tema de popularidad: Esto se vio ayer, se ve hoy y se verá mañana.
Daniel Sánchez Lucio
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[1] Para comprender el contexto histórico del Guernica de Picasso y su relación con los horrores del bombardeo durante la Guerra Civil Española, se puede consultar la información proporcionada por el Museo Reina Sofía aquí.
Agradezco a Daniel Estrada Vizuet por su valioso apoyo en la edición y mejora de este artículo.